Sapucay en el yerbal

La mañana no despierta del todo,

la oscuridad se resigna,

El silencio del mundo es estridente

ante los mansos silbidos de los pájaros

que aparentemente,

llegaron antes a la jornada laboral,

El viento,

muchas veces se convierte en amigo

y en otras ocasiones,

simplemente en verdugo…

Llegan dormidos aun los hombres sin nombres,

llegan sumisos y mansos;

abrazando un termo y saboreando un mate,

como para despertar del todo;

Allí en medio del verde

–que para  nada es esperanzador-

dejarán un trozo de vida,

Allí,

la mitad de su día se consumirá acariciando la planta,

ritual de antaño.

Risas,

carcajadas

y sapucay

se mezclan con el ruido del monte,

Niñez,

adolescencia

y vejez

sucumben al oro verde;

los sueños allí no duermen.

Los sueños allí, son de otros…

Mientras tanto,

las heladas manchan la piel.

Mientras tanto

el sol rompe el lomo,

resquebraja las manos

y endurece corazones inocentes…

En medio del monte

y sin alas,

solo queda otear el horizonte y

en algunas de esas,

intentar el vuelo

–muy pocos lo hacen-

Entonces,

solo queda volver mañana

a dignificar el estatus social del patrón;

Con la miseria y el hambre de los nuestros…

Revista comunista de análisis y debate