NUESTRA DOBLE VARA

Por Mariano Saravia

“Me siento tan patriota de Latinoamérica, de cualquier país de Latinoamérica, como el que más y, en el momento en que fuera necesario, estaría dispuesto a entregar mi vida por la liberación de cualquiera de los países de Latinoamérica, sin pedirle nada a nadie, sin exigir nada, sin explotar a nadie.”

Esta fue la respuesta del comandante Ernesto Che Guevara al delegado de Nicaragua que había cuestionado que un argentino fuera a combatir por la liberación de otro pueblo. Fue en la Asamblea General de la ONU de 1964.

Es una frase que nos conmueve, nos emociona….

Y entonces, ¿por qué actuamos tan distinto en el caso de Facundo Molares? Este argentino que fue detenido esta semana en Chubut para ser extraditado a Colombia y cuya salud corre serio peligro.

Facundo Molares es argentino, tiene 47 años y pasó casi 16 años en la selva colombiana, luchando junto a las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC), llegando a ser respetado por sus tropas y por sus enemigos como el Comandante Camilo. Participó incluso de la entrega unilateral de un secuestrado con Piedad Córdoba y representantes del Estado.

Luego estuvo en Bolivia y fue herido durante la violencia política desatada por el golpe contra Evo Morales a fines de 2019. Estuvo un tiempo en coma y luego preso de la dictadura de Jeanine Añez. Finalmente fue liberado y regresó a la Argentina. Desde principios de este año, estaba en Chubut, con una salud sumamente precaria.

Ahora, Colombia activó una alerta roja para pedir su detención y extradición y la Argentina cumplió esa disposición, obviando la tradición histórica argentina de asilo político (en este caso ni siquiera haría falta porque es un argentino). Y está preso en la tristemente célebre cárcel de Rawson, donde las autoridades no dejan entrar ni a organismos de Derechos Humanos ni a equipos médicos.

La situación es absurda. Porque en el 2016 se firmó un acuerdo de paz definitivo entre las FARC y el Estado Colombiano, en ese momento gobernado por Juan Manuel Santos. Es decir, no debería haber ningún motivo para la extradición de Facundo. No corresponde.

Pero además, el actual gobierno de Colombia, del ultraderechista Iván Duque (del partido de Álvaro Uribe) viene incumpliendo todos los acuerdos. Y en Colombia cada vez es peor la situación social y política. Este año ya se cuentan 85 masacres de líderes sociales.

En esas circunstancias, primero que no corresponde extraditar a Facundo por los acuerdos de paz mencionados. Segundo, no es seguro extraditarlo porque el Estado colombiano sigue siendo un peligro para sus propios ciudadanos.

Por todo eso, hay que exigirles a nuestras autoridades que liberen a Facundo Molares.

Si no, no nos conmovamos tanto cuando escuchamos a un argentino que en 1964 explicaba por qué se había ido a pelear por la liberación de un pueblo hermano.

Revista comunista de análisis y debate