Por Eduardo Ibarra
El discurso de Macri debe haber sido uno de los más esotéricos que se han pronunciado en un inicio de sesiones ordinarias desde 1983.
Es claro que todo estuvo apuntado a ocultar más que a exponer, lo cual forma parte importante del discurso; tanto lo que se dice como lo que se calla o silencia forman parte del mensaje.
Destacar cuestiones triviales o de poca importancia frente a los grande problemas de los argentinos, mientras se destacan logros que no se ven, forma parte de la nueva metodología de la ideología liberal en su fase global financiera.
Si en los orígenes y las grandes luchas revolucionarias de la burguesía contra la monarquía, se esgrimían hechos concretos y objetivos, en nuestro presente es la propia burguesía que necesita articular su hegemonía a partir de conceptos metafísicos imaginarios, para ocultar sus propias contradicciones; que son miserias y padecimientos.
Es desde esta lógica donde las escuelas empresariales, los institutos privados y todo el andamiaje ideológico se montan para penetrar en la subjetividad de los pueblos oprimidos y en la clase obrera derrotada y fragmentada. Por eso los cambios ante la desigualdad y la injusticia no pasan por transformaciones revolucionarias, sino por un estado mental que determina la realidad (capitalismo mágico ). Y es por eso que Macri llama a pelear contra la frustración mental de los argentinos, que impide un camino seguro al éxito. Somos Quijotes contra los molinos de viento.
Otro apartado que llama la atención son los recuentos sobre las calles asfaltadas y otras mejoras. Cabe preguntarse ¿hay que dar gracias por una luz en la calle y un asfalto en pleno siglo 21? ¿acaso no es una función básica del Estado en todos sus estamentos?¿no es el pueblo que paga por medio de impuestos y su trabajo?. Lo que no dice es que la burguesía nacional rentista y servil al imperialismo, se ha conformado ( y reproduce su capital) como clase parasitaria del propio Estado, haciendo calles, cloacas etc. Cabe destacar que el salto cualitativo, tanto de la familia Macri como de toda la gran burguesía, fue dado en la última dictadura militar, vaciando las empresas públicas a precios subsidiarios, al tiempo que trasladaban sus deudas en el exterior al erario público, por medio del seguro de tipo de cambio a precio mayorista de EEUU, o transfiriendola directamente.
Dentro de las propuestas «progres» que promete impulsar el gobierno, se mencionan a la educación sexual, la igualdad de salarios entre hombres y mujeres y el aborto.
La primera cuestión es de larga data y fue boicoteada por muchos de sus funcionarios y aliados. Lo segundo se asemeja más a la igualdad de explotación que a la verdadera liberación de la mujer.
La iniciativa para debatir el aborto es una forma de legitimar la negativa al aborto. Una buena estrategia del gobierno, donde va haber mucha discusión y ningún avance
Con esto no quiero decir que no haya que tratar el aborto. Creo que hay que legalizarlo, lo claro es cómo la derecha toma una reivindicación de la izquierda y la usa para ponerse el disfraz de progresista, hasta que el baile llegue a su final y demuestren que siguen siendo los mismos.
Por un lado ponen al aborto en la agenda progresista para obturar definitivamente el tratamiento parlamentario y por el otro desvían el descalabro económico y el costo social hasta que se empiece con los tiempos electorales y se baje guita al consumo interno. Dos pájaros y tiro.
Una obra maestra para los ciegos, que cada vez vivimos más con la ilusión de ver un tenue rayo de luz, pero cuando las máscaras se caigan los rostros serán el reflejo de una larga noche