Tejiendo, tejiendo… tejiendo entre nosotras.

Una historia de la Asamblea de Mujeres Mercedinas Diversa y Feminista.

Por Victoria Bona

vickibonahistoria@gmail.com

En la ciudad cabecera de la Arquidiócesis de Mercedes – Lujan, a menos de quinientos metros de la curia eclesiástica, se reúne la Asamblea de Mujeres Mercedinas Diversa y Feminista. Un espacio plural, cuyos acuerdos programáticos han logrado nuclear a un conjunto de feministas que con distintas trayectorias confluyen en proyectos que se materializan en la defensa de los derechos de las mujeres y la lucha contra la violencia patriarcal. No son heroínas; son mujeres militantes que se acompañan y acompañan a otrxs ante la vulneración de sus derechos. Estas mujeres mercedinas emprenden una lucha que hoy se hace global para erradicar la violencia y la discriminación por motivos de género.

Con el relajamiento de las medidas de restricción de reuniones sociales que la situación sanitaria nos había impuesto, algunas de las militantes retomaron la actividad presencial y se pusieron en campaña para acondicionar un espacio de encuentro. En la calle 35 de la localidad de Mercedes, el día del aniversario del nacimiento del Che Guevara, algunas de las integrantes de la asamblea con trapos y baldes prepararon un lugar de reunión acogedor para balancear historias y planificar futuros. Ese lugar no es nada menos que “La Casa del Pueblo”, el mismo sitio que las recibió en su primera iniciativa, a comienzos del año 2018. “La Casa del Pueblo” es una de las sedes del Partido Socialista local y conforma uno de los sitios que se inscriben en la larga tradición popular en Europa y luego en América Latina. Estas nucleaban a obreros y obreras para el desarrollo de tareas fundamentalmente culturales, educativas, sociales y, en definitiva, políticas impulsadas por el movimiento de trabajadorxs organizadxs alrededor de partidos políticos y movimientos sociales. Casi cuatro años atrás, la inquietante actitud de una compañera frente a la conformación, masificación y refundación de grupos feministas en nuestro país y en el mundo, convocó allí a la primera Asamblea de Mujeres de Mercedes; un hito histórico, sin lugar a dudas, cuya continuidad amenaza las desigualdades presentes y condiciona el futuro hacia un porvenir con mayor justicia.

La idea de ese primer encuentro era organizar el paro internacional de mujeres en la localidad: “un ocho de marzo activo”, señala Lucía, quien fue la impulsora de la asamblea. Tiempo después, ese hecho se convirtió en el momento fundacional de un espacio que aún prospera. Aquella reunión de 2018 se pensó con una convocatoria amplia y abierta, que además de involucrar a personas no organizadas en una estructura partidaria, convoque a todos los partidos del arco político. Zulma y Marisa recuerdan junto con Lucía que la expectativa sobre aquella asamblea era algo temerosa: “pusimos cinco sillitas”, aluden antes de contar que de pronto el patio se empezó a llenar. Algunas ni sabían bien cuál era el propósito, pero se sentían inquietadas y movilizadas por las injusticias y veían con buenos ojos la tendencia que a nivel mundial estaba movilizando a las mujeres. Con características muy distintas a las que hoy reviste el espacio (como la participación de varones, la falta de acuerdos sobre cuestiones vinculadas a la salud reproductiva y la incertidumbre sobre cómo llamarse a sí mismas), la asamblea se conformó y logró organizar el primer paro de mujeres de Mercedes: un paro con movilización que consonó con el grito de las mujeres a lo largo y ancho del mundo.

Con el tiempo, ese grupo que se había constituido a partir del llamado a  “compañeras que contactaran a otras compañeras” y la convocatoria en los medios de comunicación empezó a redefinir algunos problemas. Las discusiones que le dieron forma distanciaron a algunas y acercaron a otras, generaron simpatías por algunos sectores y antipatías por parte de otros; pero también permitieron consolidar al grupo y plantearle permanentemente renovados interrogantes, entre los que se destaca por su persistencia la pregunta ¿qué es la asamblea? ¿qué función/es debe cumplir?

Uno de los hitos más importantes fue (como para una gran parte de las mujeres de este país) el debate alrededor de la despenalización y legalización de la Interrupción Voluntaria del Embarazo. Lo hicieron con actividades que movilizaron a las mercedinas. Estos acontecimientos, supusieron un proceso de discusión y fue significativo en el replanteo de los objetivos del espacio. Asimismo, otros episodios como el repudio a Milani, los tarifazos y el encarcelamiento de Facundo Morales en Bolivia dieron cuenta de la maduración de las discusiones y las dificultades que en pos de la unidad fueron en dos direcciones: la articulación con el movimiento de mujeres a nivel nacional y la posibilidad de dar espacios a diferentes agrupamientos para aportar discusiones particulares a una actividad unitaria. Los lazos con mujeres de Lujan, Suipacha, Junín y Moreno, lograron articular una red regional que resistió frente a diferentes embates de la justicia y hoy cuenta con unas cuantas batallas ganadas, en buena medida gracias al esfuerzo de las mujeres del oeste de Buenos Aires.

Dos años después de la fundación de la asamblea y con la experiencia de la conquista de la legalización del aborto a cuestas, abrazar más amplias reivindicaciones se puso sobre la mesa como una discusión importante. La asamblea ya se reivindicaba diversa y feminista dando cuenta de que los problemas sectoriales de las mujeres estaban ligados a la estructura patriarcal que las afectaba fundamentalmente, pero que también oprimía a otros sujetos sociales, en general invisibilizados. Por lo demás, la herramienta con la que enfrentarse a la dominación patriarcal debía explicitarse. El espíritu de dar este debate, vino de la mano con una intención colectiva de poner de manifiesto diferencias subterráneas que al explicitarse permitían vehiculizar discusiones enriquecedoras. La militancia previa o simultánea de algunas de estas mujeres en asambleas, movimientos sociales y partidos, así como la organización de actividades de formación y discusión sobre diversos tópicos, permitieron este diagnóstico y potenciaron las discusiones.

Otro de los saldos positivos del debate, fue que le permitió dar continuidad al trabajo de estas mujeres y herramientas que fortalecieron su capacidad de acompañar a personas que habían sido vulneradas.

Durante la pandemia, el trabajo, así como la violencia de género dentro de los hogares, se multiplicó. La logística de acompañar supuso grandes esfuerzos de coordinación para el apoyo a las mujeres en situación de riesgo y de contención a quienes las acompañaban. El desgaste de la sobrecarga, la falta de posibilidad de encontrarse cara a cara a discutir aspectos más profundos y el riesgo de devenir exclusivamente en un centro de asistencia se contrapusieron con el aprendizaje de tejer colectivamente relaciones afectivas entre mujeres que se reconocen compañeras, tal como señala Noelia, cuando subraya el enorme esfuerzo que las integrantes del grupo hacen poniendo el cuerpo y resignando tiempo de otras actividades, para estar para las otras. Allí donde identifican el feminismo, en el compromiso y la sororidad, es donde se abre un amplio abanico de posibilidades de lucha en un espacio que se reconoce como horizontal donde todas son importantes, mas la actividad de ninguna es “imprescindible” por el sostén de las otras, dice Andrea.

Si hoy preguntamos a las mercedinas cuáles son los principales problemas de las mujeres de la localidad y cuáles son posibles soluciones, tienen mucha claridad sobre el asunto. Esto es importante de subrayar, pues puede señalarse esta capacidad como resultado de la praxis. En definitiva, la respuesta sobre las demandas del espacio fue contundente por parte de Mirna: la situación actual y la feminización de la pobreza como una de las características estructurantes de la etapa capitalista requiere la declaración de emergencia económica. Por otra parte, las mujeres que sufren violencia de género no pueden ser quienes tengan que dejar el hogar. En este sentido, si bien reconocen la existencia de políticas de Estado, la efectivización de las mismas y el aumento de presupuesto resultan fundamentales. Para el caso local, censar la situación de las mujeres en Mercedes permitiría un diagnóstico más claro que el que se elabora en función de los datos recopilados a partir de los casos registrados en la fiscalía. La regularización de las personas que trabajan en el sector de atención a problemas de género y sexualidades dentro del Estado también es un problema fundamental: junto con el aumento de personal, resulta inminente conseguir garantías laborales para las trabajadoras del Estado que llevan adelante las políticas de erradicación, prevención y resolución de casos de violencia de género. La efectivización, visibilización y acatamiento en la aplicación de la ley de la interrupción voluntaria del embarazo, junto con la implementación de la Educación Sexual Integral también se presentan como desafíos a conquistar.

Si reflexionamos en términos más globales, las problemáticas de las mujeres se presentan como desigualdades que requieren la superación del sistema de producción capitalista que tiene a la dominación patriarcal como uno de sus pilares. En ese sentido, el fortalecimiento de espacios que a primera vista son pequeños, tienen una importancia capilar: es fundamental dimensionar la inscripción de las mujeres mercedinas en un movimiento más amplio cuyo carácter aún está en disputa. Una historia pequeña es una historia que aporta a una tendencia general de lucha de las mujeres como puede leerse si echamos un vistazo a las tendencias generales de las luchas presentes. Esa inscripción también es histórica y se presentan en el momento emergente de una lucha muchas veces subterránea que data de siglos atrás y se manifestó con fuerza en diferentes momentos como en los primeros años del siglo veinte y en las décadas de los sesenta y ochenta en América Latina. Esa doble inscripción, espacial y temporal, de un pequeño grupo es la potencia que las mueve a transformar la realidad. Las mercedinas deben ser conscientes de que su voz resuena como grito global y de que la inclinación por la emancipación de la humanidad dependerá también del desarrollo de su movimiento.

Revista comunista de análisis y debate