ESTRUCTURA ECONÓMICA DE ARGENTINA

Por Leonardo Juárez

 En un país donde la clase dirigente repite hasta el hartazgo que produce comida para cuatrocientos millones de personas. ¿Quién controla el precio de los alimentos? ¿el mercado? ¿los mercados? ¿nadie? ¿el desopilante presidente Macri con sus gritos destemplados?

       Tres elementos que hay que conocer para entender un negocio global

1-Concentración del poder en las multinacionales cerealeras, fundamentalmente norteamericanas.

Las cerealeras más importantes del globo operan en la Argentina, procesan el acopio de los granos y los acondicionan, la mayoría de ellas intervienen en los mercados de aceite comestible, con las harinas y sus derivados, los concentrados, núcleos proteicos, biocombustibles y demás subproductos controlados por monopolios, modelan el perfil de los precios.

Controlan el desarrollo biotecnológico y el conocimiento genético, el mercado de insumos (incluido los fertilizantes). El nexo con los sectores financieros privados, bancos y fondos de inversión, son fundamentales para el desarrollo de su poder económico e influencia política, condicionan los mercados a término y especulan de manera globalizada. Los mercados a término con libre concurrencia de oferta y demanda, son solo un cuento de hadas capitalista.

2- El Rio Paraná y su Hidrovía.

Dragando centenares de kilómetros de canales, es la mayor obra de este tipo en el mundo, haciendo accesible para los barcos de ultramar a los modernos puertos graneleros y aceiteros con un calado de 36 pies. El complejo industrial tiene capacidad instalada para procesar 250.000 toneladas diarias de granos. La ciudad de Rosario y los puertos de su zona de influencia, son el núcleo del modelo agroexportador globalizado.

Los grandes pooles y terratenientes, producen de manera industrial para las multinacionales, estas manejan los mercados y determinan globalmente el precio de los alimentos.

La energía es un insumo clave: cosechar, procesar y transportar la cosecha de granos, sin esto, argentina no es viable.

3- Crisis Alimentaria

Todo el modelo agroindustrial depende del imperialismo norteamericano, que tiene el control directo sobre la tecnología. Controlan la utilización de sensores satelitales avanzados, herbicidas, insecticidas, fertilizantes, equipamientos de riego (para maíz) y fundamentalmente el pool genético que requiere ese nivel tecnológico.

Cuatro factores que hacen a la crisis alimentaria

  1. Generación de Biocombustible
  2. Utilizar las comoditties en la especulación financiera.
  3. La ineficacia del modelo europeo
  4. El crecimiento de China e India y su participación activa en los mercados especulativos granarios internacionales.

 Los formadores de precios son las multinacionales que se apropian de los granos básicos que se utilizan luego en la producción aviar, porcina, vacuna, lácteos, harinas, etc., y que los comercializan en complicidad con las grandes cadenas de supermercados también multinacionales.

Hambre, fuga de divisas, y las medidas para superar la crisis

Luego de cada devaluación del peso argentino y la consiguiente corrida cambiaria del dólar, centenares de miles de familias entran en la pobreza, y muchas de ellas como indigentes. La comida se constituye en algo inalcanzable. ¿Qué es lo que hace a la mitad de  los argentinos un conjunto de hambrientos y desesperados?

En un país donde la clase dirigente repite hasta el hartazgo que produce comida para cuatrocientos millones de personas. ¿Quién controla el precio de los alimentos? ¿el mercado? ¿los mercados? ¿nadie? ¿el desopilante presidente Macri con sus gritos destemplados?

En la década de 1930 los gobiernos conservadores crearon la Junta Nacional de Granos. No estaban preocupados por el alimento de los inmigrantes que vivían en las ciudades argentinas, sino que tenían más bien el objetivo de apoyo y sostén a la actividad agrícola. Los tres cultivos fundamentales por entonces eran el maíz, el trigo y el lino. La Junta determinaría los precios sostenes de estas producciones. Con el tiempo no solo se construyeron silos, sino también puertos, y se estructuró una red ferroviaria al servicio del transporte de esos granos. En general sumaban aproximadamente unas 35 millones de toneladas,  la Argentina tenía una población de 12 millones de habitantes.[1]

Se creó la Administración General de Puertos, el sistema ferroviario era mucho más eficiente y moderno que el actual, y hasta se llegó a tener un sistema de líneas marítimas estatales con buques de ultramar para transportar la producción.

Todo este sueño terminó en la catastrófica privatización de bienes, que incluyó a la Junta Nacional de Carnes, conducida por el partido justicialista cuyo presidente era el inefable Carlos Menem. El ministro de economía, Domingo Cavallo.  Cinco años después de la privatización comienza el proceso de sojización del sistema agrícola-granario y las compañías multinacionales pasaron a controlar casi el cien por cien del sistema cerealero – oleaginoso.

La Junta cumplía el rol de conservar – con el precio sostén – en el sistema a los productores más desfavorecidos. Durante el menemismo justicialista desaparecieron ciento cincuenta mil productores del sistema.

La generación de una nueva Junta de Granos no puede analizarse como un ente aislado. Muy por el contrario. Debería ser parte de un proceso que estatice nuevamente los ferrocarriles para el transporte, los puertos privatizados de manera espúrea, los sistemas de transporte fluvial, etcétera. No es solamente un organismo burocrático el que se debe crear, sino el que genere el efectivo control por parte del Estado conducido por un Gobierno Popular, de la compra-venta de granos en el mercado interno y su exportación. UNICA GARANTIA DE LA SEGURIDAD ALIMENTARIA DEL PUEBLO.

El control estatal permitiría ofrecer los granos y los aceites para regular mercado interno impidiendo el desabastecimiento y el descontrol con el cual las multinacionales amenazan permanentemente al Estado argentino. A su vez la Junta debería tener una efectiva participación en el diseño y control de la infraestructura vial, ferroviaria, y portuaria, hoy en manos de multinacionales. Todo el sistema agro-exportador depende de la Hidrovía cuyo mantenimiento y construcción es a costo del Estado argentino. A través de la hidrovía, se genera el setenta por ciento de las divisas que entran al país, cuando los exportadores así lo determinan, extorsionando a cualquier gobernante que se les oponga en lo más mínimo.

La red de elevadores y acopio de granos fue casi totalmente a parar a manos privadas y la función comercial de la Junta en defensa del mercado interno o la producción, como el apoyo de los marginales, desapareció. Hacia 1990 los ferrocarriles transportaban todavía el treinta por ciento de la producción. Hoy no llegan al diez por ciento con toda la mentira de las obras del Belgrano Cargas y el Central Argentino. La desaparición de la Junta Nacional de Granos a través de su privatización tuvo como siempre la justificación de hacer más eficiente al Estado y bajar el nivel de deuda externa de 1990. Peores fracasos no se han visto en la historia.

Cuando “desaparece” el Estado del Mercado, la formación de precios de las harinas, los aceites, etcétera, son producto de la transacción comercial entre privados. Evidentemente, a nadie le interesa que los alimentos lleguen al conjunto de la población argentina a precios razonables, sino al máximo posible de rentabilidad empresaria.

El sistema impositivo a la producción de granos explotó en 2008 con la resolución nº 125.El posibilismo se hizo añicos, la entelequia Campo, estuvo cerca de voltear el primer Gobierno de Cristina. La resolución no era lo peor, pero el 30 % de núcleo duro conservador liberal de Argentina al no tener quien lo enfrente ganó la pulseada.

Hay una profunda convicción ideológica en el “Campo” argentino y la inmensa mayoría de los productores fueron ganados por la cosmovisión liberal de los 90, la clasificación en base a las hectáreas que poseen es antigua e irreal.

La modificación de impuestos como el IVA (nacional) o ingresos brutos (provinciales) no cambiarán nada[2], la oportunidad de vender más caro sus granos en los mercados globales es la única ambición de la dirigencia agraria. Las retenciones los molestan pero no los detienen. La generación de un organismo como la Junta Nacional de Granos será la única opción antes que finalice el mandato del próximo gobierno.

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[1]  A fines del S XIX y principio del XX, la burguesía incipiente de la Republica Argentina llegó a construir casi 20 km diarios de vías férreas modernas y eficientes para el uso que la clase dominante le quería dar. Así llegó hasta los 47.000 km de vías férreas en el territorio nacional, comunicándolo con tres países, y haciendo bioceánica a la atlántica Argentina. A principios del SXX, el objetivo burgués era llegar al puerto de Bs As con las mercancías para abastecer Europa. Cien años después el objetivo fundamental es llegar a la Hidrovía para abastecer Asia. Una compleja trama de mezquindades e incapacidad de la burguesía argentina, logro destruir el ferrocarril, y hoy transporta por camión lo que antes se hacía más eficientemente.

[2] Los gobernadores peronistas en relación al congelamiento del precio de las naftas y sacar el IVA de los alimentos corre por derecha a Macri

Revista comunista de análisis y debate