EDITORIAL
El Cercano y Medio Oriente han sido zonas estratégicas del mundo desde los, ya lejanos, días de la “Ruta de la Seda”. Todos los imperios de la historia, los que nacieron en Asia y los europeos, quisieron apoderarse de sus tierras, controlar su comercio, dominar sus pueblos.
En la era del capitalismo ya maduro, donde los hidrocarburos comenzaron a ser el verdadero motor de la economía global – y lo seguirán siendo por mucho tiempo todavía-, las potencias europeas principales alternaron en el dominio imperial de la zona. Portugal, Holanda, Francia y la reina de todas las expansionistas y colonizadoras Inglaterra.
EEUU tomó el control de manos de Inglesas después de terminada la segunda guerra mundial. No es posible entender la historia actual de Medio Oriente sin conocer el decálogo de invasiones, intervenciones, saqueo y dominio imperialista norteamericano en la región.
Desde la caída de la URSS en adelante podemos decir que rotos los pesos y contrapesos producto de la disputa durante la Guerra Fría, se abre una nueva etapa en la relación EE.UU. – MEDIO ORIENTE.
Los norteamericanos se lanzan a un dominio absoluto de la región, y su aliada principal Israel sueña con un expansionismo ilimitado y racista de un holocausto Árabe-Musulmán en la región.
Sus aliados las monarquías Árabes, muy correctamente occidentalizadas, sueñan con un lugar en el banquete de los triunfadores.
Se concibe un ambicioso plan de “Reconfiguración territorial “ de Estados, reconfiguración que atienda los intereses políticos, pero sobre todo el control de los hidrocarburos y su circulación, esta vez sin muchos intermediarios.
Sabían que no iba a ser tarea fácil, tenían algunos socios difíciles (Saddam Hussein) y algunos enemigos declarados (Irán), y un número nada despreciable de estados con autonomía política (Siria, Líbano). Sabían que la desestabilización generalizada de la región iba a generar resistencia, pero confiaban en vencerla. Creían que podía ocurrir una crisis de abastecimiento petrolero, y tomaron la determinación de acelerar a fondo la producción local de petróleo shale o esquisto y hace unos años que son ya el primer productor mundial de crudo con 14 millones de barriles diarios logrando su autoabastecimiento.
Tenían y tienen un sobredimensionamiento estratégico de sus fuerzas armadas, esto es un despliegue planetario con 1000 bases propias en los 5 continentes, y un número indeterminado de objetivos y tareas fijas, que no pueden abandonar, y que les reduce sensiblemente la disponibilidad de tropas de combate.
Encontraron la forma de resolver ese faltante de tropas disponibles de combate, sin apelar al inmigrante latino que, a pesar de toneladas de películas de Hollywood que los muestran como héroes en las FF.AA. norteamericanas, no se prestaron en la forma masiva que se requería.
Reclutaron mercenarios de los países musulmanes y europeos, formados en las facciones TAKFIRIS-WAHABIES Y SALAFISTAS, todas ellas nacidas de la influencia occidental. Armaron con estos fanáticos occidentalizados ejércitos de bandera falsa, que en nombre del Islam asesinaran pueblos islámicos al servicio de occidente, una verdadera política paramilitar imperial. Las atrocidades cometidas por estos criminales muy pronto asombraron al mundo con su crueldad sin límite, y el Imperialismo Euro-Israelí-Norteamericano no pudo instalar un “Estado de Opinión” favorable a esos grupos, que recibieron la condena pública de todos los pueblos del mundo.
No podía el imperialismo occidental apoyarlos públicamente, ni reconocerlos como autoridades legítimas, sólo a escondidas los pertrecharon.
En cambio el “Eje de la Resistencia “conformado por Irán-Rusia-Hezbolla-Siria-Líbano, pudieron actuar con gran legitimidad internacional, desplegando todas sus fuerzas sobre Irak y Siria en una campaña militar admirable, que le rompió el espinazo a los planes norteamericanos-israelíes en oriente medio.
Pretendían foguear grupos paramilitares chinos (uigures), chechenos, georgianos y otros caucásicos, para luego de la victoria en Siria generar conflictos internos en esos países…. Toda la estrategia norteamericana fue enterrada, destrozada en Irak y Siria.
Hoy opera en la región un cambio geoestratégico vital; Irak que fue durante casi cuatro décadas pieza útil a EE.UU. en su lucha contra la revolución islámica de Irán, ahora es gobernado por un gobierno amigo de Irán, cuyo presidente Muhammad Najib Ar Ruba´i, invitó la semana anterior a su homólogo Iraní Hassan Rouhani en visita oficial de tres días, recorriendo varias ciudades iraquíes, mientras en los mismos días Donald Trump visitó clandestinamente Irak (sólo estuvo en una base norteamericana) y el presidente iraquí no quiso recibirlo y criticó la violación de su soberanía al ingresar clandestinamente… Todo un cambio político, reforzado por el cambio en el componente tecnológico y de armamento norteamericano por ruso decidido esta semana por el ejecutivo y legislativo iraquí.
Otro elemento importante a resaltar, es la confraternización del ejército Iraquí-Iraní-del Hezbolla-Libanes y el ejército Ruso en el combate a los paramilitares pro-occidentales, fraternidad que garantiza la hermandad de pueblos otrora enfrentados.
El fogueo militar iraní demostró las grandes capacidades del cuerpo de guardianes de la revolución islámica (elite de las FFAA Iraní), y el surgimiento de grandes estrategas militares como el general de división iraní Qasem Soleimani, que es ya objeto de admiración en todo Oriente Medio por sus proezas militares.
Si en el 2006 el Hezbollah ganó con su heroísmo el corazón de todos los libaneses y el mundo árabe, al derrotar la invasión sionista, con más voluntad que capacidades militares, su participación en la resistencia en Siria e Irak los transformó en un verdadero ejército, cuya base social de sustentación libanesa ya no sólo la constituyen los musulmanes chiíes, sino que se ve reforzado con su alianza con los cristianos y el Partido Comunista Libanés.
En Siria también asistimos al derrumbe de la estrategia occidental. Destrozado el Daesh( estado islámico) y todos los demás grupos paramilitares de bandera falsa, reducidos los norteamericanos a unos cuantos enclaves, sin apoyo de sectores importantes de la población, igual Turquía en la frontera común donde el apoyo yanqui a los Kurdos fue una bofetada a Turquía, quedó paralizada y la diplomacia rusa tomó el control. Ankara compró el sistema de misiles S-400 a Rusia y EE.UU. amenazó con sanciones, y la respuesta Turca no se hizo esperar: “podemos cerrar la base aérea norteamericana en Incirlik”.
Siria está cerca de la paz, con hostilidades marginales y sus enemigos desgastados, ha ganado la guerra.
Muy distinta es la situación del Estado Sionista; luego de una expansión de sus actividades militares, con asesores, armas y apoyo logístico-inteligencia-aéreo-naval y táctico a los grupos paramilitares, Israel hoy está a la defensiva. Derrotada su ofensiva en los países vecinos, hoy enfrenta rebeliones populares en los Altos del Golán Sirio (que ocupa militarmente), en Gaza que no puede doblegar, un fortalecido Hezbollah su frontera norte, una Siria que empieza a recuperarse, una creciente lucha social en su interior con su población “implantada”, casos de corrupción gubernamental y debilidad de sus aliados de las monarquías Árabes, paso a paso el sionismo vio esfumarse las ilusiones expansionistas y de limpieza étnica, ahora debe voltear la vista hacia sí misma y sus problemas.
El otro actor principal en el juego geoestratégico de la región, Arabia Saudí, también aliado incondicional del occidente imperialista ha sido herido gravemente.
Derrotada en Siria e Irak, la monarquía Saudí intentó apoderarse de Yemen (que acaba de descubrir ingentes reservas petroleras y domina el estrecho de Bab El-Mandeb (entrada al Mar Rojo y al Canal de Suez por donde pasa el 38 % del transporte de mercancías del mundo), pero el pueblo yemení demostró porqué tiene bien ganado el apodo del “Vietnam de la península Arábiga”. La combinación de fuerzas del ejército Yemení y el movimiento popular Ansarola (aliado de Irán) empujó al invasor saudí y sus socios emiratíes fuera casi completamente de su territorio y hoy tropas yemeníes se encuentran en territorio Saudí- cerca de Najran-cobrando la afrenta, Emiratos Árabes Unidos ya anunció su “retirada” de Yemen que más bien es la aceptación pública de su derrota.
Arabia Saudí, que encabeza la lista de países compradores de armas del mundo, que incrementó un 132% en los últimos 10 años, está siendo derrotado e invadido por el país más pobre del mundo árabe.
Con este panorama militar, con crisis económica interna que se agudizará por la imposibilidad de frenar el gasto militar a riesgo de un colapso de seguridad, no habiendo podido desestabilizar al Líbano, con sus socios Emiratíes a la defensiva e Israel también en crisis, sin poder aumentar sus exportaciones d petróleo, la “Casa de los Al-Saud” está en un momento muy crítico, donde una guerra en el golfo Pérsico sería una estocada mortal para su economía.
Lo mismo ocurriría para Emiratos Árabes Unidos, devenidos en una plaza financiera, inmobiliaria y de lavados de activos, una guerra en su territorio e incluso en el Golfo sería extremadamente gravosa.
Bahreim (en medio de una crisis social muy grave y no resuelta) y Qatar, las otras dos monarquías represivas de la región, en caso de una guerra que las involucrara directamente, se enfrentarían a graves convulsiones sociales que podrían terminar con su dominio absolutista secular.
Yemen marcha a la victoria total sobre sus invasores por medio de la unión nacional y bajo las banderas del antiimperialismo, y juega a partir de ahora del lado iraní del tablero.
Irán es el gran vencedor de la “guerra contra el terrorismo” desatada por EE.UU. contra el mundo. Con un arco de alianzas que abarca Irak, Siria, Líbano, Yemen, los palestinos, un gran movimiento popular en sus países enemigos y la colaboración y entendimiento con Rusia y China, además de la colaboración con algunos países de América Latina, hoy Irán es ya un jugador mundial.
En las antípodas de sus resultados está EEUU.
Derrotado en todos los frentes de guerra que abrió, incluido Afganistán en donde busca desesperadamente un acuerdo de paz con los talibanes, no le queda otra opción que una medida extrema, que sería destruir Irán e incendiar con ello todo el medio Oriente, con consecuencia catastróficas para la vida de millones de seres humanos, pero con final muy incierto, donde el resultado favorable para EE.UU. es bastante improbable y podría desatar una guerra mundial por sus proporciones y alianzas, además de un gasto en recursos, tropas , logística, etc. que ya no está en condiciones de sostener EE.UU. y sus aliados europeos e israelíes.
Klausewitz denomina estas situaciones como “ La Derrota”, cuando uno de los bandos en conflictos asume que continuar las hostilidades es más costoso que abandonarlas, está derrotado.
¿Qué hará EE.UU.?
La correlación de fuerzas mundial cambió, el Lejano Oriente y el Sudeste Asiático, al igual que África, son ya socios comerciales y políticos de China. También Rusia.
Europa y Australia están en disputa abierta entre un EEUU que no avanza y una China que quiere y encuentra trabas -por ahora-.
Asia Central y Medio oriente marchan indefectiblemente a una asociación con China mediante la “Nueva Ruta de la Seda “y con Rusia en términos militares y de seguridad regional.
EE.UU. tendrá y ya lo está haciendo, que replegarse sobre América Latina, su derrota estratégica en Medio oriente nos está iluminando el camino a los latinoamericanos, deja a la vista el tremendo desafío al que nos enfrentamos en las próximas décadas.
Requiere de nosotros un correcto planteamiento estratégico, que deje atrás la retórica conciliadora, pacifista e ingenua de la socialdemocracia progresista, o no sobreviviremos como pueblos naciones al león herido. Lograr revertir las desviaciones reformistas es la clave para que en un tiempo histórico medido en décadas tengamos posibilidades de éxitos en este enfrentamiento inevitable.